Llueve en la ciudad.
Desde un bar junto a la ventana
miro y entre el gris
me detengo en las pancartas.
Y sigues allí…
como eterna, aun encendida,
antes del dolor, lejos del día
que nos pudo la ira una vez más.
Llueve y desde aquí
oigo todavía los ecos
de la multitud
por las calles sin consuelo,
cerca de ti…
cada cual con su condena
y esta suerte de vergüenza ajena
ardiendo en las velas hasta el final.
Detrás del cristal
tu imagen se agiganta
como aquel clamor
de justicia en las gargantas.
Y en un papel con la lluvia de testigo
solo en esta mesa escribo,
tres palabras : “ ya no mas !! “.
Llueve en la ciudad
y cada gota es como un llanto
por tan larga noche sin descanso
por tu ser de luz en sombras
y el de cada una y todas.
Llueve en la ciudad.
Jorge Eduardo Ageitos